La diversidad es clave en la vida, manifestándose en las distintas formas de organización celular, tejidos, órganos y sistemas, lo que crea individuos muy variados. Dada esta gran diversidad, es fundamental tener un sistema de nomenclatura universal para nombrar a los seres vivos de forma clara y, además, clasificarlos agrupándolos por características similares para poder estudiarlos mejor.

introducción
nomenclatura
Imagina que quieres ponerle nombre a todos los seres vivos del planeta para poder hablar de ellos sin confundirte. Eso es justo lo que hizo un científico sueco llamado Carlos Linneo hace mucho, mucho tiempo (en el siglo XVIII).
Él inventó un sistema que seguimos usando hoy, llamado nomenclatura binomial. Suena complicado, ¡pero "binomial" solo significa "de dos nombres"!

Funciona así: a cada especie de ser vivo le ponemos un nombre científico que tiene dos partes:
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El primer nombre es el nombre del género. Piensa en el género como un apellido para un grupo de especies parecidas. Siempre empieza con mayúscula.
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El segundo nombre es el epíteto específico. Este es como el "nombre propio" de la especie dentro de ese grupo. Siempre va en minúscula.
Por EJEMPLO:
Juntos, estos dos nombres forman el nombre científico completo de una especie. Por ejemplo:
El jaguar se llama Panthera onca.


El cóndor se llama Vultur gryphus.